domingo, 13 de marzo de 2016

De los relatos de identidad: El doble en la literatura y 9 y 1/2 recomendados



La ciencia, en su explicación del mundo, está basada en opuestos: negativo y positivo y el mundo ha nacido entre estos extremos. La religión misma: el bien versus el mal, Dios versus el Deminio. Nosotros, aun así, vivimos con la ilusión de que somos únicos e irrepetibles, como una forma de escapar a la cruel realidad de que a lo mejor no lo somos. Tal vez por esto es que la literatura utiliza la posibilidad del doble para relatos de terror y ciencia ficción. El Romanticismo, con su fascinación por el mundo oscuro que oprime al hombre se basaba en lugares mágicos, y más adelante, con la llegada del psicoanálisis, se revela la posibilidad de tener un inconsciente, que no todo lo que hacemos es racional y, por ende, termina siendo que el doble es nuestro costado oscuro, alguien que nos duplica en el mundo y compite por nuestro lugar. Y ese es el foco de este post. 

Los teóricos de la literatura, toman como punto de partida a la lógica del Doppelgänger, que es un término más cercano a un gemelo malvado, pero hay muchas manifestaciones previas en la literatura como ser Narciso. Este joven termina convirtiéndose en su propio objeto de deseo y con eso, el producto de su infelicidad. Además es uno de los primeros registros del espejo como un objeto disociador de la realidad y percepción revelando un doble. Es el “extraño en el espejo”. También en las sátiras de Plauto, en la Antigua Grecia, los dioses para su seducción son capaces de robar la apariencia de los criados y éstos, al encontrarse consigo mismos, estaban tan desorientados como Narciso.


Con el paso del tiempo, a estas preocupaciones se suma la de la clonación, con lo cual la ciencia ficción estaba a la orden del día con esto. El tema, siendo tan rico como es, es inabarcable en un solo artículo pero, al ser mi blog, puedo proponerles mis ejemplos favoritos esperando recibir los suyos. ¿Cuáles sumarían?

Peter Pan de James M Barry: en la obra de teatro, el niño que no crece tiene además una sombra esquiva y traviesa que se mueve independiente a él y no tiene otra posibilidad que la de cosérsela para que estén unidos. Su doble es claramente oscuro y mucho más libre que él: no tiene por qué dar la cara.

Dr Jekyl y mr Hyde, de Robert Louis Stevenson: aquel que está escondido dentro nuestro que sólo sale a la luz con un suero y que por un lado es liberador y por otro termina destruyendo a nuestra vida es coquetear con lo prohibido y el costo que inicialmente el doctor está dispuesto a pagar. Hasta que pierde el control.

William Wilson, de Edgar Allan Poe: un chico que está en un liceo de pupilo y es el actor intelectual de casi todos los hechos y travesuras. Su doble intenta ser su consciencia y él quiere revelarse. Ya en Oxford logra inclusive llegar a los puños porque esa mejor versión de él es la que no quiere reconocer.



El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde: la belleza y la juventud son dos valores muy importantes y por eso Dorian, quien está orgulloso de su aspecto y de lo que provoca en los demás, decide hacer un trato por permanecer siempre joven y el que envejece es el retrato. Pero, lo más interesante es que el retrato termina siendo la verdadera cara, no solo por la edad, sino el que revela su vil naturaleza.

Rayuela, de Julio Cortázar: Traveler y Oliveira son dos caras de la misma moneda y resulta que varias veces se encuentran y se afectan. En un mundo donde todo parece un azar reglado, esto no es casualidad.

El doble, de Fiodor Dostoievsky: primero para un funcionario es divertido repartirse las tareas con un doble, pero cuando el personaje de reparto decide ser el principal y borrarlo de un plumazo, termina siendo una trampa mortal. 


El horla, de Guy de Maupassant: inicialmente parece ser un delirio paranoico en el cual el personaje principal siente que manejan su vida como si se tratara de un títere. Si bien resulta ser que hay una suerte de epidemia mundial, él quiere dominar a esta presencia que sabe está dentro de él. El relato está estructurado como un diario íntimo, lo cual nos ayuda a entender el razonamiento de nuestro personaje principal.

El hombre duplicado, de José Saramago: el encuentro con un doble famoso y la obsesión por apropiarse de la vida del otro que resulta más atractiva que la propia, que está sumida en fracasos que no estamos dispuestos a reconocer. 

Lejana, de Julio Cortázar: el único de ver la posibilidad del doble con un personaje femenino, cosa que no sucede en casi ningún ejemplo que al menos yo conozca (favor de abstenerse de nombrar a “La Huésped” de Stephanie Meyer que difícilmente puede ser considerado como literatura) otra vez con estructura de diario íntimo y sugerencia de mucho más de lo que se dice. Brillante cuento de Bestiario. 


Bonus track: Frankestein es en realidad el médico. En general cuando se habla de esta historia se lo confunde con la Criatura y a lo mejor tiene que ver con que todos sabemos que el verdadero monstruo es aquel capaz de crear vida de entre los cadáveres un poco con complejo de Dios. Si lo analizamos así, hasta podemos pensar que hay una idea de doble. ¿Qué les parece a ustedes?

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